Diez
de la noche de seis de octubre de mil seiscientos noventa, en medio del bosque,
situado a aproximadamente tres leguas al oeste de la población de Meaux,
Francia
La exuberante y voluptuosa rubia llamada
Alexa azota sin piedad alguna con sus delicados y lascivos labios, el balano
Goliático de su joven amante Diddier. Ella saborea con su lengua el exquisito
sabor de la envoltura testicular y la degustación es tal que ella frota
lentamente su clítoris para alcanzar el éxtasis, Diddier se retuerce de placer
por los látigos incesantes infligidos a su piel de hombre de campo.
Ella está perdida por el placer del aroma de
la delicada y dulce ambrosía del néctar emanado dela fuerte simiente de su
esclavo sexual, Alexa alza su mirada por un instante, para poder contemplar el
rostro varonil de su adonis, se despierta en ella el sadismo al ver la
expresión de su prisionero que está a punto de emanar fuera de aquel descomunal
pilar exquisito, el licor que embriaga a los dioses y que le da la vida eterna
a la raza humana, su voluntad es destruida y él cede a sus exigencias,
entregándole su mayor tesoro. Alexa enloquece y pierde por completo la razón al
sentir el calor refrescante de las primeras gotas de aquel tsunami que arrasa
con su alma, en ese instante las emisiones del líquido seminal afloran
copiosamente, él se retuerce y ella bebe de la fuente sin dudarlo.
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