jueves, 26 de septiembre de 2013

Diez de la noche de seis de octubre de mil seiscientos noventa, en medio del bosque, situado a aproximadamente tres leguas al oeste de la población de Meaux, Francia



La exuberante y voluptuosa rubia llamada Alexa azota sin piedad alguna con sus delicados y lascivos labios, el balano Goliático de su joven amante Diddier. Ella saborea con su lengua el exquisito sabor de la envoltura testicular y la degustación es tal que ella frota lentamente su clítoris para alcanzar el éxtasis, Diddier se retuerce de placer por los látigos incesantes infligidos a su piel de hombre de campo.

Ella está perdida por el placer del aroma de la delicada y dulce ambrosía del néctar emanado dela fuerte simiente de su esclavo sexual, Alexa alza su mirada por un instante, para poder contemplar el rostro varonil de su adonis, se despierta en ella el sadismo al ver la expresión de su prisionero que está a punto de emanar fuera de aquel descomunal pilar exquisito, el licor que embriaga a los dioses y que le da la vida eterna a la raza humana, su voluntad es destruida y él cede a sus exigencias, entregándole su mayor tesoro. Alexa enloquece y pierde por completo la razón al sentir el calor refrescante de las primeras gotas de aquel tsunami que arrasa con su alma, en ese instante las emisiones del líquido seminal afloran copiosamente, él se retuerce y ella bebe de la fuente sin dudarlo.

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