jueves, 3 de marzo de 2011

Extracto de la novela, La Meretriz de la Oscuridad


En la casa de Sofia.

  Sofía yace tendida en su cama completamente desnuda, la luz de la lámpara de mano revela las mas crueles curvas que han despojado de toda razón al señor de la oscuridad. Pasa su dedo por sus  exquisitos labios expresando el inmenso deseo de ser poseída por su amo.
Todo queda en silencio, la ventana se abre lentamente. Sofía se sonríe mientras su dueño entra. Ella se levanta  y este se quita su ropa, Sofía se acerca y empieza a oler el exquisito aroma de su amante, un perfume con esencias a tierra mojada y a flores. Sofía deja de ser la sumisa amante para convertirse en la devoradora del cuerpo de su esclavo, para ella sentirse la dueña de todo aquel cuerpo adónico la vuelve completamente loca perdiendo la razón. Lame la piel de su despiadado aliado . 
El pierde la razón por completo, no sabe como poder escapar de aquel hechizo de esta despiadada bruja , el se queja de placer  y es transportado a una dimensión  totalmente desconocida para el amo de la lujuria. Ese es el secreto de ella, es capaz de llevar a sus amantes a lugares inhóspitos para aquellos que se atrevan a ser parte de su harem.
Sofía:— ¡te voy a llevar!, al lugar que jamás una mujer te ha llevado, así experimentaras el verdadero placer que solo una verdadera mujer sabe dar a sus hombres, recuerda eres solo mío y solo serás mío y de nadie mas, tu cuerpo me pertenece.
— el se encuentra totalmente perdido al sentir como su balano es devorado por  Sofía, ella es implacable con sus testículos y este se rinde ante el poder de su ama.
—¡Si yo soy tu esclavo!, yo seré tuyo por toda la eternidad porque eres la única que me haces sentir el verdadero placer, sigue y hazme tuyo porque no deseo ser de nadie mas, me tienes loco, solo tu me comprendes, continua, no eres solo una amante eres la mujer que me lleva a conocer mis mas bajos instintos continua.
— Sofía deja de destrozar el glande de su amante para mirarlo por unos cuantos segundos.
Sofía:— ¡yo soy tu perra!, tu dueña, y harás lo que yo diga mi esclavo porque yo soy la única que te hará sentir lo que eres realmente.
                                                                 



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